Dulce inocencia perdida en la
oscuridad, royéndose de pensamientos que se pierden en el sentimiento…Busca el
lugar áquel en que estában, buscas la salida sin encontrarla.
Papel y lápiz, colores que
olvidan lo que no se puede olvidar; manos cargadas y ensangrentadas, manchan el
sendero que indica tu presencia… Busca la libertad, pero no quieres separarte de él...No hay brazos más hermosos que aquellos que conteniéndome me abrazaban.
Tinieblas se acercaron cuando
aquel día descubriste tu alma morir. Llanto ahogado que busca salida, ojos secos
que no la dejan salir, viviendo en agonía los momentos que no debieron ser.
Esporas de malesa, lirios y claveles han
buscado refugio en nuestra cama. Ojos sinceros
y amables...mis manos están sangrando, veo
que no estás, miras al cielo buscándolo…
He aquí en el umbral, como un ente
vagando entre el cielo y el infierno, mientras esperas al herrero atormentado. Buscas aquel
aroma que se ha perdido en la putrefacción del alma.
Eres quien limpia la sangre, eres
quien limpia lo que se quebró, barrendero del alma, has desaparecido sin dejar
presencia... Recuerdos olvidados.
Una princesa en su castillo
obligada a ser princesa, quisiera volver al pasado, aquellos recuerdos
olvidados. Gotas carmesí señalan el sendero, laberinto que sin luz indica tu
presencia.
Palabras al viento que no se
pueden gritar, pasos ya no escuchados caminan en tu presencia. Diminuto ser en que te
has convertido, intentas buscar en él, aquel refugio que te ha otorgado... Agobiada y
encantada al filo de la navaja; imagen que miras, saluda la esencia...presencia olvidada.
Ventanal de luz y sombra,
castillo de cristal, plumas que caen como gotas que bañan, escurren en sangre... lágrimas no lloradas.
Calidez fría y azulada, busca la palabra para gritarla, oídos que nunca escucharan, ojos que perdieron la visión encandilada al filo de la navaja, recorre la piel, caricia extrañada. Te busca y no te encuentra, aún viéndote inocencia brillar, ojos que han perdido la determinación de la realidad.
Calidez fría y azulada, busca la palabra para gritarla, oídos que nunca escucharan, ojos que perdieron la visión encandilada al filo de la navaja, recorre la piel, caricia extrañada. Te busca y no te encuentra, aún viéndote inocencia brillar, ojos que han perdido la determinación de la realidad.
Tela manchada de carmesí, mientras
la pluma suavemente se desliza dando forma a lo reencontrado, como ángel que
brilla, ya no brillas, susurras mi nombre en un grito no escuchado.
Busca el sendereo, luz que ya no está,
risa que jamás será olvidada, hoy brilla en la oscuridad, llave que abre,
veneno que mata.
Ojos de réplica, latido sin latir, odio que envuelves el día en que el alma se perdió, día que los ojos desperdiciaron el llanto y el viento no escucho. Suplicas no lamentadas.
Ojos de réplica, latido sin latir, odio que envuelves el día en que el alma se perdió, día que los ojos desperdiciaron el llanto y el viento no escucho. Suplicas no lamentadas.
Herrero del puñal, caballero de
opaca armadura, cuerdas anudadas, lecho olvidado, licor de vida, ambrosía
venenosa, opacas la luz que se enciende en mi cama. Manos que acarician el
sendero del alma, pequeña luz que guías lo que no quiere ser encontrado
Has encontrado el sendero que
quiere ser encontrado, has encontrado al herrero olvidado, mas has olvidado
caminar, el viento susurra el nombre, mas no clama los gritos jamás gritados, miras al cielo sin grito... pensamiento sin nombre
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